Boluarte viaja a EEUU, donde la espera una prueba de fuego

Boluarte viaja a EEUU, donde la espera una prueba de fuego

La de la próxima semana en San Francisco, California, no es una cita cualquiera: en la XXX Cumbre de la APEC, la mandataria se reunirá con representantes de otras 20 economías, incluidas algunas tan poderosas como Estados Unidos, China, Rusia, Japón, Canadá, Corea del Sur, Taiwán o Australia y las también latinoamericanas de México y Chile.

POR GONZALO RUIZ TOVAR, DESDE LIMA

Tras el escándalo generado por una reunión con su par estadounidense, Joe Biden, que nunca ocurrió y que derivó en la salida de la canciller, la presidenta del Perú, Dina Boluarte, tendrá la próxima semana una prueba de fuego con un nuevo viaje a Estados Unidos para la cumbre del Foro de Cooperación Económica del Asia-Pacífico (APEC), en medio de las críticas internas y en el exterior a su gestión.

Boluarte sale a nuevo viaje al extranjero, el quinto en cuatro meses, con un nuevo canciller, Javier González Olaechea, politólogo de ideas marcadamente derechistas que meses atrás aseguraba que hubo fraude en las elecciones de 2021 y que pidió explícitamente la destitución de la entonces vicepresidenta cuando se le acusó de mantenerse como presidenta de un club privado a pesar de que su condición de ministra (de Inclusión Social) se lo impedía.

La de la próxima semana en San Francisco, California, no es una cita cualquiera: en la XXX Cumbre de la APEC, Boluarte se encontrará con gobernantes de otras 20 economías, incluidas algunas tan poderosas como Estados Unidos, China, Rusia, Japón, Canadá, Corea del Sur, Taiwán o Australia y las también latinoamericanas de México y Chile.

En sus viajes previos, migrantes peruanos y activistas locales de derechos humanos acecharon a Bolurte al mismo grito de “Dina asesina” que suele esperarla en sus actos públicos en el Perú

Además, la mandataria, cuyo gobierno ha enfrentado numerosos problemas en 11 meses de gestión, recibirá de sus colegas la presidencia pro témpore de ese foro, quizás el que recibe mayor atención de Lima de entre los que participa el país. Un cargo que, además, la convertirá en anfitriona de la XXXI Cumbre, en noviembre de 2024.

A pesar de la importancia que tiene APEC para el Perú, las críticas de la oposición hacia el nuevo viaje estallaron inmediatamente después que el Congreso, aliado coyuntural del Ejecutivo, aprobó este jueves por 62 votos contra 48 su salida del país, ya que consideraron que las cuatro giras anteriores no dejaron nada para el país, salvo gastos innecesarios.

“La presidenta está aislada tanto dentro como fuera del país”, reaccionó por ejemplo el sociólogo de izquierda Sinesio López. “No tiene idea de lo que es el Perú, ni tampoco de lo que es el mundo, pero ella quiere viajar”, agregó.

“Su gobierno comenzó con un boicot desde el exterior y no se ha podido sacudir de eso. El exterior ya no es un peligro, pero sigue siendo un problema”, opinó el analista de centro Mirko Lauer.

En sus viajes a Brasil, donde participó en una reunión de presidentes de la Amazonía; a Europa, donde se entrevistó, entre otros, con el papa Francisco; y dos a Estados Unidos para la Asamblea de las Naciones Unidas y la cumbre inaugural de la Alianza de las Américas para la Prosperidad Económica, Boluarte, además, tuvo que soportar a migrantes peruanos y activistas locales de derechos humanos que la acecharon al mismo grito de “Dina asesina” que suele esperarla en sus actos públicos en el Perú.

Gran parte de las críticas se han centrado además en los “fake” sobre sus encuentros. El equipo de Palacio presentó como reuniones de Estado a encuentros con gobernantes de los que luego se tuvo que admitir que fueron intercambios al paso de carácter protocolar o que tuvieron menos significado del que se les quiso dar.

Con muchas dificultades para insertarse en la comunidad internacional -incluso gobiernos como el de México le niegan cualquier legitimidad-, Boluarte estuvo complicada, además, porque en sus primeros siete meses no pudo salir del país: la Constitución local señala que cuando un presidente viaja, sus funciones son tomadas por el vicepresidente, y no lo hay

Una desinformación en ese sentido le costó el cargo a Ana Cecilia Gervasi, diplomática de carrera que renunció esta semana como consecuencia de un fallido encuentro con Biden y que había sido un pararrayos para las críticas de la comunidad internacional contra la mandataria por la represión de las protestas. También dimitió el embajador en Washington, el excanciller Gustavo Meza Cuadra.

La designación de González Olaechea, formado académicamente en Argentina, fue interpretada por analistas como un resumen de lo que ocurre con la presidenta: personas de derecha ”dura” que le declararon la guerra cuando era vicepresidenta y ministra del luego destituido Pedro Castillo están hoy a su lado y son su soporte.

González Olaechea no solo fue un activo impulsor de las denuncias de fraude electoral -del que no apareció prueba alguna-, sino que defendió en las redes la posible destitución de Boluarte: “No cabría sino proceder conforme a la Constitución con una suspensión o una inhabilitación para la función pública por diez años, o con una destitución”, escribió en una columna en el diario El Comercio.

“Boluarte les pide a los empresarios no generar inseguridad económica. Si no lo cree, manipula groseramente, y si lo cree necesita con urgencia un médico calificado que diagnostique el mal que la aqueja y lo trate más que intensamente”, señaló otra vez en redes sobre la entonces ministra de Inclusión. Varios comentarios más fueron borrados de sus cuentas minutos antes de ser puesto al frente de la diplomacia peruana.

La oposición destaca además que González Olaechea defiende posiciones marcadamente conservadoras en temas sociales y ha sido crítico del Sistema Interamericano de Derechos Humanos, en particular de la Comisión Interamericana, a la que acusó de violar el derecho a presunción de inocencia de policías y militares en la represión a protestas populares.

“González Olaechea enfrenta el desafío de equilibrar sus convicciones personales con las necesidades diplomáticas del Perú. Sus opiniones pasadas y su enfoque ideológico serán examinados a medida que asuma su rol en la política exterior del país”, anticipó el analista Javier Torres.

Boluarte sigue necesitada de que la comunidad internacional le abra del todo sus puertas y olvide las dudas que dejó su ascenso al poder y el saldo fatídico de la represión a las protestas populares, en las que murieron 49 civiles por acciones directas de militares y policías

Con muchas dificultades para insertarse en la comunidad internacional -incluso gobiernos como el de México le niegan cualquier legitimidad-, Boluarte estuvo complicada además porque en sus primeros siete meses no pudo salir del país: la Constitución local señala que cuando un presidente viaja sus funciones son tomadas por el vicepresidente, y no lo hay.

Eso se superó con una norma que la habilita para gobernar desde el extranjero por vía virtual, pero la figura está en debate porque, según sus críticos, en la práctica hubo una reforma constitucional sin seguir los pasos requeridos.

Por ahora se ignora cómo será la Cancillería con su nuevo jefe.

Boluarte sigue necesitada de que la comunidad internacional le abra del todo sus puertas y olvide las dudas que dejó su ascenso al poder y el saldo fatídico de la represión a las protestas populares, en las que murieron 49 civiles por acciones directas de militares y policías (Télam).

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