Este domingo por la mañana, la provincia de Buenos Aires, epicentro electoral y hogar del 40 % del padrón nacional, despierta en calma y con una masa de ciudadanos en ejercicio de su derecho cívico. Las escuelas y centros de votación abrieron puntualmente a las 8 hs, con demoras habituales al comienzo, aunque para las 10 la situación se había normalizado.
Se habilitaron más de 41 000 mesas de votación para que 13,3 millones de bonaerenses elijan a 46 diputados y 23 senadores provinciales, además de concejales y consejeros escolares. La concurrencia supera levemente el 60 % del padrón, marcada como la más baja desde el regreso democrático.
La modalidad de voto se mantuvo sin alteraciones en este arranque electoral, mientras en los centros de cómputos, como el de La Plata, ya se prepara el despliegue para el escrutinio que comenzará tras el cierre de urnas a las 18 hs.
El trasfondo político del día es de alta relevancia: se considera una prueba de fuego para la gestión de Javier Milei, cuyos resultados serán un barómetro clave de cara a las legislativas nacionales del 26 de octubre.
Las primeras estimaciones provenientes del búnker de Fuerza Patria, la alianza peronista provincial, anticipan “un triunfo bastante importante”, incluso antes de que comiencen a fluir datos oficiales.
En medio de esta jornada intensa, reina un clima de civismo —no faltaron registros de formación ordenada en las filas hacia las urnas—, aunque también una creciente expectación ante el impacto que los resultados podrían tener en el equilibrio político de Argentina.
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