Argentina queda aislada: el voto de Milei contra Palestina en la ONU desata críticas intensas

Argentina queda aislada: el voto de Milei contra Palestina en la ONU desata críticas intensas

Argentina, bajo la presidencia de Javier Milei, votó este viernes en la Asamblea General de Naciones Unidas en contra de la resolución conocida como “Declaración de Nueva York”, que promueve la creación de un Estado palestino independiente, soberano y viable como parte de la solución de dos Estados frente al conflicto israelí‐palestino. De los 193 miembros de la ONU, 142 países votaron a favor, 10 en contra —entre ellos Israel, Estados Unidos, Hungría, Paraguay y Argentina—, y 12 se abstuvieron.

Este rechazo marca un cambio abrupto en la política exterior argentina, que hasta hace poco tiempo mantenía una posición de reconocimiento y simpatía hacia el pueblo palestino. En 2010 Argentina reconoció oficialmente a Palestina como “estado libre e independiente”. Con este voto en contra, el gobierno de Milei rompe esa tradición diplomática, alineándose con las potencias que históricamente han apoyado a Israel en este tipo de instancias.

Rectores universitarios, organizaciones de derechos humanos, partidos políticos opositores e incluso antiguos diplomáticos han levantado la voz para denunciar lo que consideran una postura vergonzosa, aislada y contradictoria.

El excanciller Jorge Taiana afirmó que este voto va “en contra del derecho internacional y del derecho de los palestinos a tener un Estado”, y que contradice la tradicional defensa argentina de la causa palestina. La exembajadora ante la ONU, María Cristina Perceval, calificó la decisión como una ruptura con la “tradición diplomática argentina” y una marginación del país frente a la comunidad internacional.

Analistas señalan además que este alineamiento con Estados Unidos e Israel—aun cuando la resolución no es vinculante—podría tener costos en términos de credibilidad internacional, en especial ante organismos multilaterales y en la política exterior latinoamericana.

Votar en contra esta resolución —aunque no tiene carácter obligatorio— representa un gesto político con fuertes implicancias simbólicas. La resolución exige que Hamas deje el poder en Gaza, entregue sus armas a la Autoridad Palestina, derechos que el resultado reconoce; pero también promueve acciones concretas para avanzar hacia una paz duradera. Al rechazarla, Argentina se distancia de un consenso global claro: el 73-75% de los países miembros de la ONU ya reconocen a Palestina como Estado.

El voto también suscita interrogantes sobre la coherencia entre la política exterior oficial y los compromisos internacionales previos del país, como en términos de derechos humanos, derecho internacional humanitario y el derecho a la libre determinación de los pueblos. Para muchos críticos, este acto refuerza la imagen de un gobierno que adopta posiciones más ideológicas que estratégicas, prescindiendo de la larga tradición diplomática argentina en temas de paz y justicia internacional.

Este voto en la ONU marca otra piedra en la creciente polémica sobre el giro diplomático del gobierno de Milei. Mientras el mundo retrocede hacia un reclamo más firme por la paz y el reconocimiento de Palestina, Argentina queda asociada con una minoría que rechaza esa línea mayoritaria.

El gobierno nacional deberá enfrentar no sólo críticas domésticas, sino también la tensión que implica distanciarse de sus aliados históricos en la región, de organismos multilaterales y de un consenso ético global cada vez más claro. Con este paso, Argentina no sólo pierde una oportunidad de posicionarse como actor de mediación, sino que podría ver debilitada su influencia internacional en los próximos años.


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