Juan Rosso fue absuelto: El caso puso en debate la vulnerabilidad de los docentes

Juan Rosso fue absuelto: El caso puso en debate la vulnerabilidad de los docentes

El Tribunal lo decidió por unanimidad este martes. El docente fue juzgado por una denuncia por Abuso Sexual en un jardín de Tandil.

De esta manera, se solicitó la urgente liberación del docente, quien llegó a esta instancia acusado de “abuso sexual gravemente ultrajante por las circunstancias de realización agravado por ser cometido por persona encargada de la educación”, de acuerdo al Código Penal. Actualmente cumple prisión domiciliaria, condición otorgada en junio del 2020 pero efectivizada en octubre de ese año, tras estar detenido en el Penal de Barker.

El Fiscal Ignacio Calonje había solicitado una pena de prisión de 9 años para el docente, mientras que la Defensa de Rosso, a cargo de Patricia Perelló, insistió en su inocencia y cuestionó irregularidades en el proceso.

“Los abusos contra docentes, en su mayoría son inventados. Parecen calcados de cómo se producen, de cómo comienzan y en cómo la comunidad educativa apoya a esos supuestos niños abusados y hay una agresión al docente, supuesto abusador, con escraches, les rompen las casas, hay docentes que se han suicidado y después se supo que el abusador era un tío… Es aberrante lo que está sucediendo”, señaló el docente universitario Martín Rosso, padre del imputado.

La abogada defensora de Rosso, la marplatense Patricia Perelló, recordó que “estuvo detenido en en prisión rigurosa y en pandemia, con el riesgo que implicó” y agregó que la detención fue por algo que “cuanto más en contacto estamos con la causa, más nos damos cuenta de la ceguera de la justicia.  Es un caso claro de ausencia de delito que no puedo creer que estemos en esta instancia. Tengo la convicción de juan Rosso tiene que ser absuelto”, afirmó.

La mayoría de los relatos son coincidentes: “Juan dio dos clases de media hora en el jardín. Y a la segunda clase lo denunciaron por abuso. Había tres docentes más presentes en la sala y todas dijeron que Juan nunca fue al baño”.

En una carta pública la madre y el padre de Juan agregaron más elementos que hacen presumir su inocencia: “La pericia médica, donde no se encontraron pruebas de abuso alguno ni lesiones. Lo que se denuncia no coincide con los testimonios de los tres niños testigos en cámara Gesell, los cuales dieron lugar a otras posibles hipótesis que no se refieren a nuestro hijo y entendemos hasta el momento no han sido investigadas”, dijeron en la publicación realizada cuando se cumplían cuatro meses de la detención de su hijo.

En noviembre de 2019 se dio en Tandil la mayor concentración de miembros de la comunidad artística local para defender a Rosso. Alrededor de 60 personalidades de la cultura local presentaron en conferencia de prensa una carta: “Si un inocente está preso, significa que el culpable no está detenido y de esta manera se siguen vulnerando los derechos del niño. Exigimos como ciudadanos, que se sepa la verdad de lo sucedido. Que la justicia, investigue”, solicitaban en una de sus partes.

Más adelante afirmaban “conocemos a Juan, somos y fuimos docentes de él, compañeros de escena, de formación y alumnos/as de sus talleres. Conocemos la calidad humana de Juan, su sensibilidad, su responsabilidad y cuidado en su desempeño docente. Conocemos su trayectoria y consideramos que, al vulnerarse los derechos de un compañero, se desprestigia y estigmatiza la figura del artista, cuyo principal objetivo es el desarrollo cultural y social de la comunidad a la que pertenece”.

El caso Rosso abre el debate sobre la vulnerabilidad de los docentes. Para Mariano Espondaburu, de la Cooperativa de Arte La Pieza, Rosso “ha tenido que soportar el confinamiento más terrible y el abandono del estado. La educación debería hacerse cargo de su mal proceder”, reclama.

Para Maria Eugenía Covacich, psicóloga forense, que forma parte de “Pensamiento Penal”, Rosso es el ABC de cómo construir una causa: “Imputar a alguien de lo que nunca hizo, convencer a una criatura de que le pasó algo que nunca le pasó. Y no solo el imputado y la familia viven momentos terribles. También el niño, la presunta víctima. No podemos resolver esta complejidad con el eslogan los chicos no mienten. No estamos defendiendo a un niño cuando lo estamos induciendo a decir cosas que no le pasaron, al contrario, lo estamos agrediendo”, señala.

Para Liliana Maltz, Licenciada en Ciencias de la Educación, Psicóloga Social, Capacitadora Docente de Educación Sexual Integral en la Escuela de Maestros de la ciudad autónoma de Buenos Aires y autora del libro “Vaivenes de la Ternura”, en el caso Rosso “los derechos de los docentes quedan totalmente vulnerados. Siempre se presume la inocencia, pero al hablar de docentes no existe esa presunción de inocencia. El peso que tiene para los jueces la presión mediática, cuando se acusa de abusador a un docente, ya entran pre-juzgando con un sesgo acusatorio y muchas veces las preguntas a los niños también tiene un sesgo confirmatorio de que ya hubo un abuso”.

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