La historia de Azul sufrió una nueva herida. Los restos de la Casa del Cacique Cipriano Catriel fueron demolidos ante la pasividad de las autoridades municipales y la indiferencia de los organismos responsables de preservar el patrimonio cultural de la ciudad. Vecinos de las calles Colón y Corrientes habían advertido sobre la inminente destrucción de lo poco que quedaba en pie de esta construcción histórica, pero ninguna gestión respondió a sus reclamos.
Ni el actual intendente, ni los concejales, ni las áreas de Cultura, Educación o Turismo realizaron gestión alguna para evitar la desaparición de este sitio de valor identitario para Azul. Tampoco hubo pronunciamientos de la comunidad catrielera, lo que refleja el abandono generalizado de un legado que debería ser protegido.
A pesar de que existen leyes nacionales e internacionales que resguardan el patrimonio de los pueblos originarios, como la Ley Nacional 25.743/03 de “Protección del Patrimonio Arqueológico y Paleontológico” o la Declaración Americana sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas de la OEA, en la práctica estas normativas son ignoradas. Mientras otros símbolos políticos reciben atención inmediata y movilización en su defensa, la memoria histórica de una de las figuras fundamentales de la región se pierde bajo los escombros.
Queda en la historia que la casa del Cacique Catriel fue demolida durante esta gestión municipal sin que se levantara una sola voz desde los ámbitos oficiales para impedirlo. Tal vez, como único remedio, queden las presentaciones legales impulsadas por referentes de ONGs, pero lo cierto es que la batalla cultural parece estar perdida. Con ella, se desvanece otro fragmento de la identidad de Azul.