El pasado sábado por la noche, Eduardo Antonio Bustos, un reconocido martillero de 55 años, fue hallado muerto en su domicilio de la calle Rauch, entre Belgrano e Yrigoyen, en la ciudad de Azul. Según las investigaciones preliminares, Bustos fue visto por última vez el viernes por la noche, cuando compró empanadas en un comercio cercano a la Escuela Normal, en la calle Roca. Posteriormente, cenó en su vivienda con un conocido, consumiendo las empanadas y helado que tenía en su hogar. Horas después, este acompañante presuntamente le disparó en la cabeza con un arma calibre 22, causándole la muerte.
El cuerpo de Bustos fue descubierto alrededor de las 23 horas del sábado por un sobrino, oficial de la Policía Bonaerense, quien, preocupado por la falta de comunicación, acudió a la vivienda junto a un empleado de la inmobiliaria de Bustos. Inicialmente, no se estableció que se tratara de un homicidio; Sin embargo, la autopsia realizada el domingo reveló que la causa de muerte fue un disparo en la sien derecha, con el proyectil aún alojado en el cráneo.
La investigación, a cargo de la UFI 13 dirigida por Adrián Peiretti y la funcionaria judicial Mariela Viceconte, se centra en identificar al acompañante de la cena, principal sospechoso del crimen. Tras el asesinato, el perpetrador sustrajo el disco rígido que contenía las grabaciones de las cámaras de seguridad del domicilio, el teléfono celular de Bustos y las llaves de la propiedad, dejando la puerta cerrada y la alarma activada. Además, huyó en la camioneta Chevrolet S10 oscura de la víctima, la cual fue encontrada abandonada en la calle Olavarría, cerca de Leyría, sin indicios relevantes en su interior.
Las investigaciones están ahora orientadas a identificar a la persona que compartió cin Bustos la última cena.