Este año, por primera vez desde 1998, el Día del Periodista pasó en Azul sin que se realizara el homenaje en el monumento del Parque Sarmiento. Un espacio que no nació por casualidad, ni por un gesto institucional: fue un logro de los propios trabajadores de prensa, organizado desde el corazón del gremio, en tiempos en que la unidad era no sólo un ideal, sino una necesidad urgente.
Por: Miguel Di Spalatro, Del Pueblo Medios
El memorial, levantado en la plazoleta que lleva el nombre de José Luis Cabezas —símbolo imborrable del costo que puede tener la verdad—, fue pensado como un lugar para recordar a los compañeros fallecidos, para reunirnos en cada 7 de junio y reafirmar el valor de nuestro oficio.
El sindicato de prensa de Azul, entonces filial de la FATPREN, impulsó la creación de este espacio porque no teníamos un sitio donde rendir homenaje a los colegas que ya no estaban. Nos reuníamos en la capilla del cementerio, hasta que la iniciativa tomó forma, con esfuerzo, con gestiones, con la ayuda de trabajadores y de la comunidad. Aquel día inaugural, en 1998, nos acompañaron la esposa de José Luis Cabezas, autoridades provinciales y compañeros de lucha de toda la región.
Hoy, la ausencia de ese acto es más que una anécdota. Es un reflejo de los tiempos difíciles que vive nuestra profesión en la Argentina. La precarización, la censura sutil o abierta, el cierre de medios, la fragmentación de los espacios de encuentro y de debate entre colegas.
Quien escribe estas líneas —que tuvo el honor de ser secretario general del Sindicato de Prensa de Azul en los tiempos en que este memorial fue construido, y que hoy ya no reside en la ciudad— no puede dejar de sentir tristeza por este vacío. Y también una profunda convicción de que el camino que necesitamos recorrer sólo será posible si volvemos a encontrarnos como colectivo, más allá de las diferencias y los contextos.
Que este silencio no sea definitivo. Que nos sirva para reflexionar sobre la urgencia de reconstruir los espacios de encuentro, de defensa y de memoria. Porque sin memoria no hay identidad. Y sin unidad, en estos tiempos oscuros, será aún más difícil defender el derecho de nuestros pueblos a estar informados y el derecho de los periodistas a trabajar con dignidad.
El próximo 7 de junio, que no falte la palabra ni el abrazo entre colegas. Nos hace falta y nos fortalece.
Foto: María Cristina Robledo esposa de Cabezas, en la inauguración de la plazoleta.